Crisis social, económica, trabajo y autismo

POR IGNACIO PANTOJA

Fuente: Autismo en vivo / 29/11/2020

Fotografía: Pixabay

Ignacio nos traslada su preocupación y la poca visión al final del túnel que tienen las personas autistas en el mundo del mercado laboral.

Tras pasar hace pocos años la crisis que se originó en 2008, ahora pasamos a una nueva crisis mundial originada por la pandemia del coronavirus.

Esta crisis sanitaria nos ha dejado secos, además de la propia emergencia sanitaria, ahora llega otro aspecto muy dramático: la crisis económica y social que podrá durar muchos años y ser muy muy larga y dolorosa.

Y en esto me detengo, en las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, en particular, como es mi caso, a los autistas.

Las oportunidades de encontrar trabajo se van a poner muy muy difíciles para los neurotípicos, pero aún más para nosotros, que no tenemos casi oportunidades de trabajo por la discriminación.

Yo estudié la carrera de biología en la universidad autónoma de Madrid, después hice un máster, pero ni con esas me sirvió para encontrar trabajo a pesar de mi alta cualificación.

Ahora estudio farmacia en la complutense de Madrid y aún me quedan algunos años, pero creo que va a ser muy muy difícil encontrar trabajo después, incluso, con esta carrera, pues la sociedad no tolera bien ni entiende los trastornos del espectro autista ni otras discapacidades psíquicas e intelectuales.

Es más fácil entender los problemas de una persona en silla de ruedas o ciega o sorda, que lo que nos sucede a nosotros.

Por ello me preocupa muchísimo qué va a suceder con aquellos autistas que tengan peor cualificación académica o que tengan menos inteligencia o capacidad para tener una carrera universitaria.

La crisis económica y social que nos amenaza a todos se va a cebar con los colectivos más desfavorecidos, por ello hay que pedir ayuda a los gobiernos nacionales y autonómicos que apoyen a entidades como Plena Inclusión y a la confederación Autismo España, la confederación Asperger España o a la Fundación Ángel Rivière y a todas las asociaciones y fundaciones que trabajan y ayudan a personas TEA para que podamos subsistir estos años tan duros.

Es uno de los motivos por los que, a pesar de mi escaso tiempo, aún debo dedicarme al TEActivismo.