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De la conciencia a la acción




ANTONIO LOPEZ

Fuente: Autismo en Vivo | 26/10/2021

Fotografía: Pixabay.com



Una de las cosas que nos diferencian de los neuro-típicos es el nivel de conciencia y coherencia con los valores y normas, así como la orientación hacia los objetivos.


Recuerdo un día que una mujer alemana que trabaja en una multinacional en Barcelona me contaba que sus colegas locales le decían que trabajaba demasiado enfocada a los objetivos. Y yo pensé, ¿y no es ésto lo que se viene a hacer en el trabajo? Le decían que se tenía que relajar más. Ella no salía de su asombro. No me sorprendió del todo, pues ya las he visto de todos los colores en este país. Lo que sin duda hubiera hecho yo de ser su jefe, en la medida de lo posible, era echar a estos compañeros que no trabajaban con los objetivos en mente. ¿Dónde vas a llegar si no tienes en mente donde quieres llegar?


Como he dicho en varios artículos, la mentalidad Asperger se asemeja bastante a la de los países de influencia protestante. Y esta pequeña historia lo ilustra perfectamente. La mentalidad Asperger funciona de forma algo semejante a la de un ordenador, en el sentido de la programación por objetivos (todo se hace por una razón, propósito u objetivo que da sentido a la tarea), la conciencia al procesar de forma diferente (más lentamente y reflexivamente) lo que hay que hacer y la interpretación literal de las normas. Los tres elementos, conciencia e interpretación literal normas y objetivos, así como la orientación al logro de éstos, son propios de los Asperger, como también de las sociedades más normativas, como son las de influencia protestante y confuciana.


Es pues muy sorprendente ver como se dice que hay que hacer algo y a la práctica se hace otra cosa sin aparente razón y con toda normalidad. Como le pasó a una conocida mía de Barcelona, que vivió un tiempo en un país de Latinoamérica, donde los códigos son aún más diferentes de la literalidad, y decía que se sentía como una alemana, que no sabia qué podía esperar de la gente porque muy a menudo no cumplían con lo que habían dicho que harían, lo cual se aceptaba como normal allí.


Digamos que el neuro-típico latino dice muchas cosas sin pensar y actúa con el piloto automático, mientras que el Asperger lo reflexiona todo y actúa con mucha más coherencia con lo que dice, así como con las normas que se establecen. No digo que esto se cumpla siempre a rajatabla, pero si en mucha mayor medida. Yo también me salto semáforos en rojo como peatón, pero soy todo lo estricto que puedo en lo que afecta a los demás, en la medida que mi frecuente cansancio psicológico me lo permite.


Un ejemplo muy claro es el que se deriva de la religión, según la cual debemos tener un código de conducta muy recto, que sólo se puede cumplir si se actúa con mucha conciencia. Todos sabemos que este nivel de cumplimiento, por lo general, deja bastante que desear, poniendo como ejemplo los niveles de corrupción que hay en muchos países de influencia católica, al contrario de los de influencia protestante. Y me duele decirlo, pero todos sabemos que es así.


Al final es una cuestión de conciencia, de madurez y de tomarse las cosas en serio. Como católico en un país latino y en contacto con un entorno católico practicante, uno ve continuamente grandes incoherencias entre lo dicho y lo hecho. Es frecuente ver que la gente se pasa las normas por el forro e incluso se jacta de ello.


Otra característica diferencial que diferencia las culturas latinas de las de influencia protestante y a la vez de los Asperger es la tendencia a quejarse sin pasar a la acción de los primeros, mientras que los segundos se quejan mucho menos pero sí pasan a la acción para resolver los problemas. Son de estas cosas que me cuestan de entender.

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