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El centro de memoria del cerebro señala a los adultos autistas con riesgo de deterioro cognitivo


Prueba cognitiva: Una medida del agua en el hipocampo sigue la pista de los descensos de la memoria visual en autistas./ Cortesía de Halfpoint Images / Getty Images



POR SARAH DEWEERDT

Fuente: Spectrum | 17/11/2022

Fotografía: Halfpoint Images / Getty Images



Un escáner del hipocampo, el centro de la memoria del cerebro, podría ayudar a identificar a los autistas especialmente vulnerables a olvidar detalles visuales a medida que envejecen


Un escáner del hipocampo, el centro de la memoria del cerebro, podría ayudar a identificar a los autistas especialmente vulnerables a olvidar detalles visuales a medida que envejecen, según una investigación inédita presentada ayer en el congreso Neuroscience 2022 de San Diego (California).


Los hallazgos proceden de uno de los dos análisis presentados en la conferencia de un estudio exhaustivo a largo plazo sobre el envejecimiento en el autismo.


"El objetivo de esta empresa que iniciamos hace unos ocho años es comprender si el envejecimiento afecta a los autistas de forma similar o diferente" que a las personas neurotípicas, explica B. Blair Braden, directora del Laboratorio de Autismo y Envejecimiento Cerebral de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe.


Braden y su equipo han escaneado los cerebros de autistas de 40 años o más y les han administrado una batería de pruebas cognitivas cada dos años. "Recopilamos muchos datos", afirma.


Se ha investigado relativamente poco sobre cómo les va a los adultos autistas a medida que envejecen, un área de interés creciente. Braden quiere encontrar formas de utilizar los datos del escáner cerebral para identificar a los autistas que tienen un mayor riesgo de sufrir problemas cognitivos a medida que envejecen.


En el póster que Braden presentó ayer, ella y sus colegas analizaron los escáneres cerebrales, recogidos en múltiples momentos, de 25 autistas y 25 controles de entre 40 y 70 años. Los emparejaron con los datos de una prueba en la que los participantes veían una imagen compleja y abstracta y la dibujaban de memoria inmediatamente después de verla y de nuevo 30 minutos más tarde.


Esta prueba evalúa la memoria visual, que es importante para tareas cotidianas como recordar dónde se ha aparcado el coche o dónde se han dejado las llaves, dice Braden.


Los investigadores hallaron que la memoria visual a largo plazo -evaluada mediante el dibujo de 30 minutos- disminuía más rápidamente en los adultos con autismo que en los controles.


El hipocampo suele encogerse a medida que la memoria disminuye con la edad. Pero el tamaño del hipocampo no coincidió con los cambios en la memoria visual que midió el equipo de Braden. En cambio, las personas con valores más altos de agua libre en el hipocampo -una medida que refleja el movimiento del agua dentro de una estructura cerebral y que se sabe que detecta cambios tempranos en la memoria relacionados con la edad- al principio del estudio eran propensas a experimentar un mayor deterioro de la memoria visual a medida que avanzaba el estudio.


"Es nuestro primer éxito en la búsqueda de un biomarcador cerebral que se correlacione con el futuro declive de la memoria", afirma Braden. "Por fin teníamos datos suficientes para hacernos una idea de lo que ocurría a lo largo del tiempo dentro de las mismas personas".


En un segundo análisis, presentado en un póster el domingo, el equipo de Braden analizó los datos de una prueba de fluidez verbal -la capacidad de producir palabras- en 114 personas con autismo y 92 controles con edades comprendidas entre los 18 y los 71 años.


Durante la prueba, los participantes disponían de un minuto para decir tantas palabras como se les ocurrieran, ya empezaran por una letra concreta o pertenecieran a una categoría determinada (por ejemplo, animales). Las personas con autismo produjeron menos palabras de letras durante los primeros 30 segundos de la prueba y menos palabras de categorías en general, especialmente durante los últimos 30 segundos, en comparación con los controles.


Sin embargo, no hubo diferencias entre autistas y controles en los patrones de cambios relacionados con la edad. Los resultados sugieren que los autistas tienen "problemas persistentes" con la fluidez verbal, dice Braden, aunque no necesariamente un declive acelerado de esta habilidad a medida que envejecen.


Pero es probable que los datos muestren otras pautas y que el panorama cambie con el tiempo. ¿Cuánto durará el estudio? "Me gustaría hacerlo durante toda mi carrera", afirma Braden.


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Citar este artículo: https://doi.org/10.53053/AXTC3916



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