
POR IGNACIO PANTOJA
Fuente: Autismo en Vivo | 05/03/2025
Fotografía: Pixabay.com
Hace ya 5 años que Ayuso apareció en Telemadrid para decirnos que suspendía toda la actividad docente en la comunidad de Madrid, desde las guarderías hasta la universidad y eso incluía la facultad de Farmacia de la UCM.
En principio nos dijo que serían 15 días pero acaban transformándose en 19 meses que se hacen extremadamente largos y a muchos nos dejan profundamente tocados a partir de entonces y ya parece que para el resto de nuestras vidas.
Afortunadamente ahora podemos echar la vista atrás y asumir aquello como un pasado lejano y también puedo ser mucho más consciente de que el comienzo de la pandemia del COVID-19 marca un antes y un después en mi vida. Porque realmente la pandemia pone fin a un conjunto de problemas muy desagradables que llevaba ya años acumulando y durante el año y medio de parón universitario es cuando tengo verdaderamente tiempo para asumir mi verdadera situación y la cantidad de errores que he cometido los últimos años, unos graves y otros aún más graves.
Como siempre he explicado esta es mi segunda carrera, yo ya viví un periplo universitario muy extenso y con muchas interacciones sociales, unas buenas y otras no tan buenas. Cuando empecé mis estudios en 2004 yo era un Ignacio muy diferente al de ahora con una vulnerabilidad y una discapacidad enorme y no tenía la experiencia ni las fortalezas que tengo hoy.
Tras nueve años superando todo tipo de retos el 20 de mayo de 2013 presento mi tfg y doy por terminada mi carrera por fin, sin embargo ingenuo de mí no pensaba que lo peor estaba por venir y que la situación de aparente liberación y fin de los estudios era mentira.
Tras tres años totalmente caóticos y de una gran inestabilidad psicológica varias personas de mi confianza me aconsejan meterme a farmacia, iniciar de nuevo otra carrera como si el esfuerzo de la anterior no hubiese ocurrido. El tiempo de estar encerrado en casa sin saber qué hacer y de presentan curriculums a laboratorios me estaba minando el juicio y me agarre a empezar de nuevo como un naufrago que se agarra a un trozo de madera en medio de una noche de tempestad.
El 5 de septiembre de 2016 comencé mi vida en la nueva facultad y ese mismo día al observar a mis compañeros me di cuenta de algo horrible, por primera vez en mi vida no me sentía una persona joven sino alguien totalmente fuera de lugar y eso me hacía sentir vergüenza y cierta sensación de angustia. Siempre me he sentido mal en esta facultad, es un lugar en el que tengo toda la impresión de que no debería estar y aunque las personas que están mi alrededor no quieran hacerme daño mi sensación de soledad y de completa inseguridad hacen que todos los días que acudo allí sean terriblemente hostiles y realmente empiezo a sentir miedo. Algo no va bien.
El tiempo va pasando, los meses del calendario avanzan y voy aprobando las primeras asignaturas pero me siento un cuerpo extraño y en el fondo algo me dice que no debería estar allí. Cuando comencé con 20 años biología tenía el problema de mi discapacidad que ya era un problema muy grande pero ahora tenía un problema peor que era el edadismo, la gente joven de verdad no va a aceptar a un hombre de más de 30 años sea autista o no, la situación estaba destinada al fracaso.
Cuando la pandemia comenzó sentí alivió pero los meses pasaban y notaba que lo que había comenzado allí no podría terminarlo jamás en mi vida, cuando volviese a la facultad todas aquellas personas que había conocido ya no estarían y sería como comenzar en un lugar nuevo.
Tuve muchos meses para pensar, durante mucho tiempo me sentí muy solo y eso me hizo pensar y meditar demasiado y en el otoño de 2021 en el momento en que la facultad volvió a abrirse mi forma de pensar había cambiado y mi actitud sería totalmente diferente a la que había tenido antes. La facultad ya solo era un lugar donde estudiar y seguir aprobando, no volvería a mirar a mis compañeros ni a hablar con ellos, me dedicaría a estudiar, la resiliencia adquirida tras tantos meses aislado me ha demostrado que la soledad no es mala, que lo verdaderamente malo es estar junto a personas inadecuadas que te puedan hacer sufrir. Bendita puede ser la soledad, algo que me ha dado miedo durante tanto tiempo ahora me parece un oasis de tranquilidad donde me siento a salvo de agresiones del tipo que sean.
Después de ese lunes 9 de marzo de 2020 mi vida no volvió a ser la misma, perdí a mucha gente durante esos años pero encontré a gente mejor que me valoraba y eso ha cambiado totalmente mi vida.
Puede que la pandemia fuese algo totalmente desagradable pero gracias a aquello he aprendido a encauzar mi vida y a madurar, a tener en cuenta la cosas que importan de verdad y otras en las que no hay perder ni un segundo de tiempo.
Ignacio F. Pantoja
fue lo peor el confinamiento terrible me aburria no soporte aquello pero lo bueno fue que descubri zumba