ANTONIO LOPEZ
Fuente: Autismo en Vivo | 12/08/2021
Fotografía: Pixabay.com
Una de las características típicas del Asperger es su inocencia respecto a la mayoría de los neuro-típicos. Es necesario aprender a posicionarse y negociar, a actuar estratégicamente.
Salvo en los círculos de más confianza, es importante tener en cuenta qué van a pensar de ti los demás. Esto significa básicamente no dejar al descubierto tus debilidades, de las que alguien pueda aprovecharse en algún momento. Si bien todos tenemos puntos débiles, es importante no sólo trabajarlos para superarlos en la medida de lo posible, sino también disimularlos y no exponerse a que te los descubran.
No es solamente por evitar la vergüenza que nos pueda dar en algún caso (ahí hay que saber trabajar la autoaceptación) sinó para evitar que alguien pueda aprovecharse de ellas o que te valoren más bajo de lo que te mereces. Hay que saber encontrar el lugar donde puedas brillar, explotando tus fortalezas y por lo tanto posicionándote como una persona de gran valor.
Una de las debilidades típicas de los Asperger es su candidez o ingenuidad, el hecho de ser demasiado crédulos con los demás, hasta el punto de creer literalmente en lo que dicen. Esta es sin duda una debilidad de la que muchos no resistirán la tentación de aprovecharse, ya sea con mala intención o simplemente para burlarse. Hay que programarse para ser un poco desconfiado, sin caer tampoco en la paranoia de que todos te intentan engañar.
Simplemente consiste en validar todas las informaciones que te dan, primero con la misma persona para aclarar si lo has entendido bien, y después dándose un tiempo para pensar antes de tomar una decisión. Hay que desconfiar especialmente de quienes te presionan para que tomes una decisión rápidamente. Es también aconsejable, en la medida de lo posible, pedir opinión a otras personas para validar la información o propuesta recibida, y también la fiabilidad de la persona en cuestión.
Todo ello se puede llamar estrategia de posicionamiento y negociación. Las claves son hablar poco, dejar que la otra persona hable más, darse tiempo para pensar (analizar alternativas y/o plantear otras condiciones) y no tener ninguna prisa. De esta forma no desvelas tus necesidades, por más acuciantes que puedan ser, puesto que ello daría poder a la otra parte. Por otro lado, escuchando y dejando hablar al otro puedes descubrir sus debilidades y entenderlas mejor, tanto para ganar poder de negociación como para buscar acuerdos que satisfagan mejor las necesidades de ambos.
Asimismo, para conseguir el resultado óptimo es conveniente darse tiempo para analizar todas las alternativas posibles, que determinan en parte nuestro poder de negociación, y también otras fórmulas o condiciones para hacer un trato más ventajoso o ajustado a nuestras necesidades sin necesariamente perjudicar los intereses de la otra parte.
Finalmente, no tener prisa sirve para hacer saber a la otra persona que tu necesidad no es acuciante y que seguramente tienes otras opciones. Ello te da más poder de negociación y por lo tanto más posibilidades de obtener un acuerdo favorable a tus intereses.
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