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Vacunas, varios y autismo, reflexión personal




POR GABRIEL MARIA PÉREZ

Fuente: Univers Àgatha / 16/01/2021, Barcelona

Fotografía: Pixabay



Ahora que volvemos a la realidad del día a día, con una normalizada anormalidad (difícil, ya lo sé), debido al Covid 19, también regresan las polémicas entre los negacionistas sobre la existencia o creación de este coronavirus y otras epidemias, y sobre la injerencia y creación del virus por parte de las farmacéuticas para poder lucrarse a través de las vacunas que ellas fabrican o encargan para su fabricación.


Y vuelven a aparecer los que dicen que, entre otras cosas más, las vacunas provocan autismo.


Hace ya 22 años se publicó en la revista “The Lancet” un artículo afirmando que la vacuna de rubéola, varicela y sarampión o triple vírica, podía provocar autismo.


El mismo autor de la investigación, Andrew Wakefield reconoció errores en la metodología del estudio, se retractó y acabó perdiendo su licencia médica.


Parece mentira, pero a pesar de ello, continúa esparciéndose que la triple vírica provoca el autismo, a pesar también de los desmentidos de los científicos.


Si personalmente me paro a pensar en la idea de los antivacunas, negacionistas del coronavirus, creyentes en falsos gurús que dicen que el autismo se puede curar con dióxido de cloro (no me hartaré de recordar que el autismo NO ES NINGUNA ENFERMEDAD), y que grandes epidemias como las de la malaria, ébola, covid19 han sido provocadas por las farmacéuticas y se pueden curar con el dichoso mms (sí, dióxido de cloro), me pregunto:


¿Por qué no lo han comprado las farmacéuticas para tener el monopolio del mismo y lucrarse 100%?


Es como una paradoja...


Se continúa jugando con la ignorancia de las personas, de esos padres que no saben qué hacer con sus hijos con autismo y se les venden falsas pseudoterapias, algunas de ellas peligrosísimas.


Cuando reflexiono sobre toda esta parafernalia, me levanto de la mesa, interactúo con mi hija con autismo severo y me digo a mí mismo:


“Ni hablar, a mi hija no le van a dar nunca bajo mi consentimiento ningún producto pseudocientífico y tóxico que pueda perjudicarle gravemente la salud, por la simple creencia de que podría curarle un trastorno o síndrome que no es ninguna enfermedad y que por lo tanto, no tiene cura”.


Por favor, vigilemos estas injerencias nocivas.


Voy a continuar jugando un rato más con mi chica, a ver si la hago reír y me quita tantos fantasmeos externos de la cabeza.

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