POR GERARDO SANCHEZ
Fuente: Autismo en Vivo | 23/01/2022
Fotografía: Pixabay.com
Si bien nuestra sociedad es cada vez más liberal y tolerante con la diversidad, aún quedan restos de la mentalidad más tradicional con sus mandatos sociales
Si nos vamos a las zonas más conservadoras de nuestro territorio y más aún si viajamos en el tiempo unos 30 o 40 años atrás, veríamos que estar soltero a los 35, por decir una cifra, está visto como algo preocupante, por no usar otro adjetivo más duro. Por desgracia para muchos, hay países dónde la sociedad sigue imponiendo mandatos sociales tradicionales, condicionando y amargando la vida de muchos, que se ven obligados a cumplir con dichos mandatos para ser aceptados o bien vistos por la comunidad y en muchos casos renunciando a la posibilidad de soñar, luchar por sus sueños y desarrollarse personalmente como uno sí puede hacer cuando es libre.
Estos mandatos suelen ser construir una familia, con hijos, un trabajo estable y una red de amistades también estable. ¡Vaya coñazo!, madre mía... Es casi como negar el derecho a decidir sobre tu vida y a evolucionar respecto a tus orígenes, pues todos estamos más o menos condicionados por ellos, sobre todo en las primeras décadas de nuestra vida, y sólo con el paso del tiempo nos encontramos a nosotros mismos.
En el caso de una persona con autismo, resulta aún más duro cumplir con dicho mandato. Nosotros tenemos una mayor dificultad en encontrar nuestro lugar en el mundo: la zona de confort en la que también puedas encontrar un trabajo donde desarrollar mínimamente tu potencial y conseguir una cierta estabilidad.
Algunos tienen suerte y la encuentran pronto, otros la encuentran tarde, y muchos no la encuentran nunca, como lo demuestra la estadística que sitúa la tasa de desempleo de las personas con autismo entre el 76 y el 90 por ciento, según la Confederación Autismo España.
La solución es pasar del mandato y hacer tu propio camino, aceptando la realidad y rodeándote de gente que comparte en cierta medida tu camino de vida alejado del mandato tradicional, y afortunadamente cada vez somos más. Ello no significa para nada una descalificación ni menosprecio por dichos estándares del mandato, pues consiguen hacer felices a muchos. Pero no hay fórmula para todos. Cada cual tiene que buscar la suya.
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