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Explicando las dificultades motrices en el autismo

Actualizado: 27 sept 2020




POR LAUREN SCHENKMAN

Fuente: Spectrum / 13/08/2020

Ilustración: Laurène Boglio

La mayoría de los autistas, el 87%, según la última estimación, tienen algún tipo de dificultad motora, que va desde una marcha atípica hasta problemas con la escritura (1). Estos problemas son distintos de los comportamientos repetitivos considerados como un sello distintivo del autismo. Sin embargo, a pesar de su prevalencia, los problemas motores no se consideran un rasgo central del autismo, porque también se dan con otras afecciones, como el síndrome de Down, la parálisis cerebral y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Aquí describimos lo que los expertos saben sobre las causas, características y consecuencias de las dificultades motrices, que según ellos se encuentran entre los aspectos menos comprendidos y más descuidados del autismo. También piden a los investigadores que evalúen mejor las dificultades motrices en las personas autistas, y que los clínicos traten estos problemas, especialmente porque los reveses motrices pueden tener consecuencias que van mucho más allá de la simple obstaculización del movimiento.


¿Qué tipos de problemas motores tienen las personas autistas?

Pueden tener problemas de motricidad gruesa, como una marcha torpe y descoordinada, y dificultades con el control de la motricidad fina, como la manipulación de objetos y la escritura. Algunos pueden tener problemas para coordinar los movimientos entre el lado izquierdo y el derecho del cuerpo entre las diferentes extremidades, lo que dificulta la realización de acciones como balancear sus piernas en un columpio, saltar o brincar. Otros pueden tener un tono muscular bajo y problemas para mantener su postura o equilibrio. Otros parecen tener problemas con las acciones que requieren la coordinación mano-ojo, como atrapar una pelota o imitar los movimientos de otros, y con la planificación de una serie de movimientos o gestos, conocidos como praxis. Estas dificultades pueden variar de leves a graves y pueden afectar a cualquier sistema motor del cuerpo (2).


¿A qué edad comienzan los problemas motores?

Pueden aparecer en la infancia. Por ejemplo, los bebés de un mes que posteriormente son diagnosticados con autismo, tienden a mover los brazos menos de lo que lo hacen los bebés típicos (3). Alrededor de los 4 meses de edad, un niño típico puede mantener su cabeza en línea con sus hombros cuando se le levanta en una posición sentada, pero un bebé con autismo a menudo carece de esa fuerza, y su cabeza se inclinará hacia atrás (4). Y a los 14 meses, una edad en la que la mayoría de los niños típicos son capaces de caminar, los niños autistas pueden todavía ser incapaces de estar de pie. Otros problemas motores pueden incluir la lucha por agarrar objetos o sentarse, y no aplaudir y señalar (2,5).


¿Cómo se relacionan los problemas motores con los factores genéticos que influyen en el autismo?

Algunas mutaciones que predisponen a las personas al autismo también pueden contribuir a los problemas motores. Por ejemplo, cada mes de retraso en el comienzo de la marcha aumenta en un 17 por ciento las probabilidades de que un niño tenga una mutación espontánea en un gen del autismo, según un estudio realizado en 2017 (6). Y algunas formas "sindrómicas" de autismo, aquéllas que tienen una única causa genética, incluyen problemas motores particulares entre sus características definitorias: las personas con el síndrome de Phelan-McDermid suelen tener un tono muscular bajo, y los niños con el síndrome dup15q tienden a tener una marcha característica.

Aunque los problemas motores tienden a ser más severos en las personas autistas que tienen discapacidad intelectual, pueden afectar a cualquier persona del espectro. Por ejemplo, las personas con autismo que portan mutaciones espontáneas, tienen una mayor probabilidad de tener problemas motores, independientemente de que tengan o no una discapacidad intelectual, según un estudio realizado en 2018. Otros estudios han descubierto que los niños del espectro, tienen más problemas motores que los controles típicos que se emparejan para el cociente de inteligencia (7). Algunos investigadores dicen que los problemas motores particulares, pueden ayudar a distinguir las formas sindrómicas de autismo de las no sindrómicas, pero esta idea sigue sin probarse.


¿Qué podría estar pasando en el cerebro?

Las diferencias en la conectividad entre las regiones del cerebro podrían ayudar a explicar las dificultades motoras de algunas personas autistas. Por ejemplo, los niños con autismo tienen una menor sincronía en la actividad entre sus regiones visuales y motoras; cuanto menor es la sincronización, más graves son sus déficits sociales, según una escala estándar. Sus problemas motores también pueden deberse a una menor conectividad entre el lóbulo parietal inferior, región que interviene en la coordinación mano-ojo, y el cerebelo, que ayuda a guiar y corregir los movimientos (8). Otras pruebas implican conexiones débiles entre las regiones sensoriales y motoras y una actividad atípica en una red, que es muy importante para la planificación motora (9).

Las personas con autismo también parecen descartar la información visual y dependen más de la propiocepción, o su sentido interno de la posición de su cuerpo, que las personas típicas cuando aprenden a usar una nueva herramienta. Cuanto más dependen las personas con autismo de la propiocepción, más severos son sus déficits sociales, aunque los investigadores aún no están seguros de por qué es así.


¿Pueden los problemas motores contribuir a los rasgos del autismo?

Tal vez. Los problemas motores en la infancia se han relacionado con retrasos en el balbuceo, los gestos y la adquisición de nuevo vocabulario, y pueden tener otros "efectos en cascada" en el desarrollo cognitivo, social y emocional (10). Esto se debe a que las habilidades motoras, como sentarse, alcanzar objetos y caminar, dan a los bebés acceso a nuevas experiencias que estimulan el aprendizaje. Además, los bebés que no se mueven mucho o no pueden agarrar objetos, tienden a no suscitar interacciones de sus cuidadores, limitando así las oportunidades de aprender el lenguaje y otras habilidades de los adultos.

La falta de aptitudes motrices en una etapa posterior de la infancia, puede hacer que los niños autistas sean reacios a realizar actividades físicas como los deportes, lo que limita sus oportunidades de interactuar con otros niños y puede obstaculizar el desarrollo social. De manera más sutil, tener problemas para coordinar los movimientos de la cabeza, podría dificultar el seguimiento de las interacciones sociales en un grupo grande, y los problemas con la escritura a mano podrían afectar el rendimiento académico.

Las aptitudes de integración visual y motora, con las que más luchan los autistas, también son cruciales para imitar y aprender de los demás y participar en las interacciones sociales.

Aunque los problemas motores indudablemente obstaculizan el desarrollo social y cognitivo, es poco probable que sean la única causa de las dificultades sociales, según algunos investigadores. En cambio, las diferencias motoras y sociales en las personas con autismo pueden tener la misma causa fundamental en el cerebro, dicen.


¿Cómo miden los médicos e investigadores las habilidades motoras?

Unas pocas pruebas estandarizadas pueden revelar si un niño puede realizar ciertas tareas motoras. Pero no son lo suficientemente precisas para captar y medir las deficiencias motoras de los niños con autismo. Además, las tareas que fueron diseñadas para niños típicos, pueden ser difíciles o imposibles para los niños con discapacidad intelectual o deterioro cognitivo.

Algunos investigadores han estado ideando nuevas formas de sondear los problemas motores, utilizando la escritura, la realidad virtual, la captura de movimiento con sensores y cámaras de infrarrojos, acelerómetros y giroscopios (para medir la intensidad y el ángulo en los movimientos de las extremidades), alfombras equipadas con sensores de presión (para detectar diferencias en la marcha) y electromiografía (una técnica que mide la actividad eléctrica de los músculos). Pero los investigadores dicen que todavía están muy lejos de estandarizar estas medidas. Encontrar medidas que capten las diferencias motoras de las personas autistas es el primer paso.


¿Cómo se tratan los problemas motores?

Los tratamientos estándar suelen incluir terapia física y ocupacional, pero puede que no aborden completamente las necesidades de los niños autistas, según los investigadores. Es más, sólo el 32 por ciento de los niños con autismo reciben tratamiento para sus problemas motores (1). Algunos expertos han comenzado a probar nuevos tratamientos, como programas deportivos adaptados, yoga, artes marciales y terapias de movimiento con música, aunque todavía hay pocas pruebas de que alguno de estos enfoques sea efectivo.


REFERENCIAS


1. Bhat A.N. et al. Phys. Ther. 100, 633-644 (2020) PubMed.

2. Bhat A.N. et al. Phys. Ther. 91, 1116-1129 (2011) PubMed.

3. Karmel B.Z. y otros. Pediatría 126, 457-467 (2010) PubMed.

4. Flanagan J.E. y otros. Am. J. Occup. Ther. 66, 577-585 (2012) PubMed.

5. Gernsbacher M.A. y otros. J. Child Psychol. Psychiatry 49, 43-50 (2008) PubMed.

6. Bishop S.L. et al. Am. J. Psychiatry 174, 576-585 (2017) PubMed.

7. Fuentes C.T. y otros. Neurología 73, 1532-1537 (2009) PubMed.

8. Stoodley C.J. y otros. Nat. Neurosci. 20, 1744-1751 (2017) PubMed.

9. Thompson A. et al. Biol. Psychiatry 81, 211-219 (2017) PubMed.

10. LeBarton E.S. y otros. Comportamiento infantil. Dev. 44, 59-67 (2016) PubMed.

TAGS: autismo, marcha, habilidades motoras, déficits sociales

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