POR GERARDO SANCHEZ
Fuente: Autismo en Vivo | 04/01/2022
Fotografía: Pixabay.com
Las fiestas navideñas se supone que son unos días de felicidad para todos, en la medida que te reúnes con toda tu familia, los que más quieres y más te quieren. No es así para todos.
Que las fiestas navideñas no sean un momento de felicidad para todos no tiene que ver necesariamente con el autismo, pero creo que puede haber una cierta correlación negativa entre el desagrado que sentimos los que tenemos autismo por la Navidad y nuestra condición. Por un lado, muchos de nuestros traumas nacen en la familia, por lo que no nos apetece pasar el tiempo con ellos, en la medida que supone recordar nuestras heridas emocionales.
Por otro lado, o al menos así lo veo y vivo yo, el continuo de cenas y comidas familiares tienen dos puntos marcadamente negativos para algunas personas con autismo. En algunos casos, las reuniones familiares implican el encuentro de mucha gente en un mismo lugar, lo que puede incomodar mucho a las personas con esta condición, en la medida que se encuentran más a gusto en grupos pequeños.
El otro factor clave del desagrado por la Navidad es el sólo hecho de las obligaciones sociales que suponen todas estas comidas y cenas. Mirado friamente, se trata de un periodo vacacional copiado y pegado de año en año, en el que las “vacaciones” ya están predeterminadas, con quizás algo de margen para la variación de un año para otro.
En mi caso particular, estoy hasta los c… de estas fiestas, pues he tenido conflictos con muchas personas de mi familia y no me hace ninguna ilusión verlos, ni en Navidad ni en cualquier otra época del año. Pero Navidad parece ineludible, inexcusable. Por suerte, el Covid ha resultado ser un aliado, aunque seguramente sólo temporal. La verdad es que las fiestas navideñas me ponen de mala leche desde ya unas semanas antes. Lo único que me gusta es hacer los regalos, ya que por mis intolerancias alimentarias ya no puedo comer ni turrones, ni barquillos ni nada dulce. Ya ves…