POR JOSÉ MARIA SANCHEZ
Fuente: Autismo en Vivo | 29/07/2022
Fotografía: Pixabay.com
Una de las características típicas de los Asperger es su tendencia a la humildad, que por parte de algunos es equivocadamente interpretada como un signo de baja autoestima
Parte del ADN Asperger es la tendencia humilde de muchos de los que tenemos dicha condición. Ello de por sí es una actitud inteligente, pero en ciertos contextos culturales se interpreta erróneamente, lo que conlleva muchas situaciones desagradables, que contribuyen aún más al malestar psicológico y el consiguiente cansancio social.
Según mi experiencia, ello sucede especialmente en las franjas de edad que parten de la adolescencia hasta pasados los treinta, en la medida que las personas van madurando y los que son educados en las actitudes arrogantes van aterrizando en la realidad, descubriendo que ellos también son vulnerables, que más vale ser un poco más humilde, y que la humildad es algo distinto a la baja autoestima.
Por otro lado, para muchos resulta desagradable la actitud arrogante, más por cuanto los Asperger sufrimos de más dificultades y heridas a lo largo de nuestra vida, y por tanto solemos ser más susceptibles ante actitudes hostiles. La arrogancia no deja de ser una actitud hostil, que muchas veces sin mala intención hiere mucho a quienes la sufren.
No deja de ser un defecto típicamente humano propio de la inmadurez y de la inestabilidad emocional el hecho de tener actitudes arrogantes en relación a personas a quienes valoramos inferiores según determinados criterios de valoración. Quien más quien menos encontramos algún entorno o actividad en el que podemos sobresalir por encima de otros y allí satisfacemos la autoestima que quizás nos ha faltado en otros ámbitos, derivando ello en actitudes más o menos arrogantes, según lo sufrido a raíz de dichas actitudes que otros hayan tenido con nosotros anteriormente, en la medida en que nos hayan afectado.
Con el tiempo uno aprende a valorarse más adecuadamente y a que no te afecten tanto las opiniones de los demás, y también a moderar las propias actitudes arrogantes, en la medida que uno siempre tiene muchas cosas que aprender, y que es inteligente ser consciente de las debilidades propias.
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