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Signos del autismo infantil




POR ERICA POZZIE

Fuente: Autism Parenting Magazine | 12/08/2020

Fotografía: Pixabay.com



Su hijo de 2 años tiene rabietas todo el tiempo. El simple hecho de mover su silla favorita puede desencadenar una crisis. Gruñe y señala cuando quiere algo. Rara vez te mira a los ojos y a menudo no responde a su nombre.


La familia y los amigos le tranquilizan. "Los niños se desarrollan a ritmos diferentes". "Simplemente es tranquilo". "La hija de mi compañera de trabajo no habló hasta los cuatro años y ahora es una estudiante de sobresaliente".


El pediatra no se preocupa: "Su hijo va retrasado en algunas medidas pero va por delante en otras". Sugiere esperar un año para que se ponga al día.


Usted respira aliviado... hasta que el comportamiento de su hijo se vuelve más difícil. Sigues intentando explicarlo, pero tu corazón se hunde cada vez que evita jugar con otros niños.


Al cabo de un año, el pediatra remite a tu hijo a lo que a veces se llama "intervención temprana", que proporciona un par de horas a la semana de terapia del habla y ocupacional. Estás encantada: ahora verás una mejora real.


Meses después, la ilusión se ha convertido en angustia. Tu hijo tiene ahora tres años y no ha mejorado mucho. Deseas desesperadamente ayudarle y tener una vida familiar normal. Pero estás agotada y sin opciones.


Este es un ejemplo clásico de cómo esconderse de "la palabra A" (autismo). Los padres están tan aterrados ante la idea de que su querido hijo tenga un trastorno de por vida que lo evitan. Estos padres tampoco conocen las opciones disponibles para ayudar.


Hacer más preguntas al pediatra, obtener un diagnóstico lo antes posible (dos años no es demasiado pronto) e informarse sobre las terapias intensivas son los primeros pasos hacia un futuro más prometedor para su hijo y su familia.



Haz las preguntas adecuadas


Los pediatras pueden ocultar la palabra A porque no quieren dar una falsa alarma. Además, cuando un médico considera el comportamiento de un niño de forma fragmentaria, puede ser difícil ver el cuadro completo.


Haga las siguientes preguntas para que usted y su pediatra comprendan mejor la situación de su hijo:

  • ¿Hizo el médico un M-CHAT en la visita de 18 meses de su hijo? ¿Puede hacer otra en la revisión de los 24 meses?

  • Si el M-CHAT reveló que su hijo tiene un "riesgo medio" de padecer autismo, ¿puede el médico remitirlo a una intervención temprana y a una evaluación completa?

  • Si el M-CHAT reveló que su hijo tiene un "riesgo bajo" de padecer TEA, ¿puede el médico remitirlo a los servicios de intervención temprana?


Una evaluación no cambiará quién es su hijo o las cosas que usted quiere de él. Sólo le ayudará a comprender mejor sus necesidades.



Un diagnóstico temprano es el mejor diagnóstico


Enterarse de que su hijo padece un trastorno del espectro autista (TEA) puede ser aterrador, sobre todo porque no existe una cura conocida ni un pronóstico claro. Sin embargo, cuanto antes se diagnostique a su hijo, antes encontrará un mundo de posibilidades.


Un diagnóstico es el primer paso para analizar las necesidades únicas de su hijo/a y recibir una prescripción de terapia y servicios adaptados para ayudarle. Esto puede incluir terapia del habla, ocupacional, física y de Análisis Aplicado del Comportamiento (ABA).


El ABA es una terapia científica de eficacia probada para desarrollar habilidades de adaptación, mejorar la comunicación y reducir los comportamientos difíciles. Al ser el único tratamiento para el TEA avalado por el Director General de Sanidad de los Estados Unidos y la Academia Americana de Pediatría, el ABA complementa otras terapias que pueda recibir su hijo.


Igualmente importante es que el diagnóstico puede hacer que su hijo tenga derecho a la cobertura del seguro de hasta 40 horas de terapia a la semana. Los proveedores pueden ofrecer sugerencias para ayudar a navegar por este proceso.



La terapia intensiva marca la diferencia


Las investigaciones demuestran el valor de un diagnóstico precoz y de la terapia intensiva, que generalmente se define como 30 a 40 horas semanales:


Los cerebros de los niños están más abiertos al aprendizaje rápido entre los 6 y los 24 meses de edad (Huttenburg y Corten, 1987). Sus cerebros siguen siendo muy "neuroplásticos" a partir de los cuatro años, pero esto disminuye cada año.


Un estudio de niños que recibían hasta 30 horas de terapia ABA a la semana mostró una ganancia de 16 puntos de CI en comparación con los niños que recibían menos horas (Smith et. al. 2000).


La investigación revela que 20 horas de terapia a la semana mejoraron los comportamientos funcionales, el lenguaje y las habilidades sociales de los niños (Dawson et al. 2012).


La terapia del habla, ocupacional, de desarrollo y física que se ofrece en los programas tempranos puede ser muy útil. Sin embargo, solo son unas pocas horas a la semana.


Como confirman las investigaciones, los niños con autismo son los que más se benefician de la terapia intensiva -hasta 40 horas a la semana-. Por tanto, la cuestión no es la intervención temprana o la terapia ABA: es cómo combinarlas para obtener los mejores resultados.



Un retraso incorporado


Los padres deben saber que el tiempo de espera para una evaluación por parte de un pediatra del desarrollo es de seis a nueve meses. Una vez que se diagnostica a un niño con TEA, se suele tardar unos cuatro meses en investigar las terapias, elegir los proveedores y obtener la aprobación del seguro.


Este es el plazo, independientemente de cuándo se empiece. Es otra razón fundamental para no esconderse de la palabra A. Si no empiezas el proceso hasta que tu hija tenga cinco años, la terapia intensiva no empezará hasta que tenga unos seis años.


Pero si su hija es diagnosticada a los dos o tres años, tendrá muchos años más para progresar. Además, tendrá más tiempo para aprender las habilidades adecuadas a su edad y reducir los comportamientos difíciles antes de empezar a ir al colegio.


Por ejemplo, trabajamos con un niño de cuatro años que no había aprendido a ir al baño, por lo que sus padres no podían salir de casa sin una bolsa de pañales llena. Además, la niña se volvía disruptiva cuando se quedaba quieta durante más de dos minutos, lo que significaba que no era posible salir a cenar en familia. Tras cuatro o seis meses de terapia intensiva, la niña aprendió a ir al baño en varios entornos y podía permanecer sentada hasta 20 minutos. Esto abrió todo tipo de nuevas oportunidades: hacer recados juntos, salir a desayunar y disfrutar de las celebraciones navideñas con toda la familia, sin necesidad de usar pañales.


La terapia ABA podría haber ayudado al niño a aprender estas habilidades a la edad de seis años en lugar de cuatro. Pero eso habría supuesto dos años más de lucha con los pañales, por no hablar de que les habría impedido a ella y a su familia vivir tantas experiencias gratificantes.



Ayude a su hijo a hacer amigos


Si usted es como la mayoría de los padres que tienen un hijo con autismo, uno de sus mayores temores es que no tenga amigos. Un diagnóstico temprano puede ayudar a fortalecer las habilidades sociales.


Muchos padres que se esconden de la palabra "A" inscriben a su hijo en el preescolar o en otras actividades, en las que los problemas de comunicación y comportamiento suelen hacer que se quede fuera. Una vez que se diagnostica a su hijo y se inicia la terapia ABA, surgen nuevas oportunidades de hacer amistades.


Al principio, muchos niños con TEA no miran ni hablan con otros niños. Después de varios meses de grupo social o de ABA en el centro, muchos niños se acercan activamente a los demás. En lugar de ser excluidos, tienen la oportunidad de hacer amigos en los grupos de ABA y en el barrio.



Ayudarse a sí mismo


Los padres que evitan un diagnóstico de TEA suelen estar aislados. Preocupados por ser juzgados o por revelar el alcance de las dificultades de su hijo, los padres dudan en hablar con sus familiares y amigos sobre sus preocupaciones.


Un diagnóstico puede eliminar ese aislamiento. Le da acceso a una gran comunidad de padres que se enfrentan a retos similares. Pueden sugerirte recursos y escucharte cuando te sientas mal. Este estímulo, la tranquilidad y el apoyo marcan la diferencia para ayudarle a seguir siendo un gran padre y un fuerte defensor de su hijo.


Aceptar la palabra "A" también puede ayudar a combatir la ansiedad por el futuro. En lugar de preocuparse por cómo se las arreglará su hija dentro de 5, 10 o 15 años, usted y su equipo de terapia ABA se centran en el presente. ¿Qué habilidades necesita su hijo/hija para dar el siguiente paso? ¿Qué combinación de terapias y entornos escolares se adaptan mejor a sus necesidades ahora, el mes que viene y el año que viene?



Creación de opciones


Los padres que se esconden de la palabra "A" tienen las mejores intenciones, ya que desean proteger a su hijo de una etiqueta aterradora y gestionar sus propios miedos. Por desgracia, el resultado suele ser el contrario. Sin un diagnóstico y una terapia intensiva, los retos del niño aumentan, junto con las preocupaciones de los padres.


Puede que estés agotado y aterrorizado, pero hay muchas opciones. Obtener un diagnóstico temprano es el primer paso para dar a su hijo nuevas oportunidades de crecimiento y un futuro lleno de potencial.


Este artículo apareció en el número 64 - Enseñar las habilidades que necesita su hijo con TEA: https://www.autismparentingmagazine.com/issue-64-teaching-skills-asd-child-needs/


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