POR IGNACIO PANTOJA
Fuente: Autismo en vivo | 08/09/2021
Fotografía: Pixabay
Como persona autista y futuro farmacéutico, he seguido muy de cerca la farmacología que se propone para el autismo.
El autismo no es una enfermedad, es un trastorno o condición del neurodesarrollo y tanto la FDA como la EMA autorizan dos fármacos: la risperidona y el aripiprazol. Ambos los he consumido a lo largo de mi vida y causan obesidad, más la risperidona que el aripiprazol.
La olanzapina y la quetiapina aún originan mucha más obesidad.
Tema por el cual, nuestra autoestima, que ya de por sí es baja, se queda aún más baja.
Es muy muy difícil controlar el peso consumiendo cualquiera de esos fármacos antipsicóticos que son una bomba de aumentar el peso y de generar ansiedad por la comida.
Por eso siempre he tenido el complejo de estar obeso y eso tan nocivo para la salud como para la imagen personal, es una catástrofe.
Sin embargo, desde hace un par de años comencé un tratamiento con fármacos alejado de los convencionales regímenes de dietas.
Comencé a tomar antidiabéticos: metformina, canagliflozina y liraglutida (este último por vía subcutánea) y me ha ido muy bien, al modo que he adelgazado casi 20 kg.
La obesidad es una enfermedad muy grave que puede originar muchas otras patologías como diabetes o enfermedades cardiovasculares, por ello creo que es importante regularla.
Es difícil aceptar que haya que tomar fármacos para controlar otros fármacos, pero al final nuestra salud debe de ser lo primero, fuera de clichés y prejuicios con la farmacología.
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