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Encontronazo con una joven universitaria




POR IGNACIO PANTOJA

Fuente: Autismo en vivo / 25/12/2020

Fotografía: Pixabay



Bueno, en este artículo quería exponer una experiencia personal que, como autista, puede habernos sucedido a varios, como autista y como hombre que tiene especial torpeza a la hora de relacionarse con mujeres que son jóvenes y agraciadas.


Relato todo esto ocurrido hace dos años para que sirva de aprendizaje a otros autistas que se vean en mi situación, no sin antes advertir que al escribirlo se me remueve todo.


Quiero hacer con ello una reflexión por ambas partes, tanto mía como del lector, se situé en el lugar donde se pueda situar.


Hace unos años repetía por tercera vez una asignatura en mi facultad de Farmacia, todo eran caras nuevas, personas que no conocía, salvo una, era una chica, cuyo nombre voy a omitir totalmente en todo el artículo por motivos de respeto y privacidad, que repetía esa asignatura conmigo en esa misma clase.


Al inicio me alegré de ver una cara conocida, además, he de reconocerlo, como se puede intuir, ella era una chica muy atractiva, me gustaba y, por supuesto, me encantaría poder haberme hecho amigo suyo.


Sin embargo, las dificultades de mi condición y supongo que su actitud por su condición de mujer joven, que no quiero generalizar, hicieron que la cosa fuese a mal derivando en un encontronazo y en un disgusto.


Y es que, a ciencia cierta, una chica que es guapa, en la que nos fijamos los hombres, sabe perfectamente que lo es y una chica tan atractiva huele en seguida cuando un hombre la mira como a una mujer.


Me es muy difícil escribir estas líneas, pero estoy dispuesto a comentar lo que sucedió.


Yo soy muy miedoso con las mujeres que me gustan, muy vergonzoso, tengo miedo a estropearlo y a hacer las cosas mal y meter la pata, y eso fue justo lo que sucedió en este caso.


Ha habido otros casos que no han acabado mal, pero en éste desgraciadamente sí.


Digamos que me acercaba a esa chica de manera educada, pero debido a mi torpeza debí demostrar cosas que no le gustaron, siempre intenté ser lo más correcto posible, incluso le mencioné que si le molestaba algo de lo que hacía, que me lo dijera, a lo que ella me contestó que no sucedía nada, pero en el fondo tenía una sensación de que algo sucedía.


Pasaron los meses y bueno, ella solía venir a clase, alguna vez me tomé el atrevimiento de sentarme cerca de ella, de comentarle por apuntes, incluso de comer una vez con ella, pero siempre se notaba que había una manera forzada y miedosa, como artificial, de acercarme.


Es por ello, que si quiero acercarme a una chica y ésta me lo dificulta hay un doble problema.


Siempre es difícil para los hombres acercarse a una mujer hermosa, pero si eres autista aún es más difícil e incluso, peligroso.


Y como digo, algo debió de notar en mi actitud y en mi comportamiento, así que opté por alejarme lo más posible de ella y, durante ese momento, no noté nada raro más que una relación de compañeros.


Debieron ser cosas muy sutiles y muy poco claras las que le hiciesen encontrarse incómoda conmigo, debí de ser demasiado torpe, a pesar de tomar la distancia y la prudencia necesarias, así como que tuve que hacer las cosas mal.


Eso o ella no supo entenderme.


Por supuesto que nunca quiero que una mujer se sienta incómoda conmigo, que digo, nunca quiero que otra persona se sienta incómoda conmigo sea hombre o mujer.


Pero al empezar el año ocurrió, todo había fluido con una aparente normalidad, pero cuando se acercó la Navidad y empecé a dar las típicas felicitaciones de estas fechas por la de veces que había coincidido con ella ese año, le mandé mi saludo navideño.


No obtuve respuesta.


Ignorando esa señal, pensé que simplemente se le debió de haber pasado el mensaje de wasap, como muchas veces suele suceder.


De aquí pensé que todo iba normal. El problema vino cuando insistí, creo que fueron tres o cuatro mensajes repartidos esas navidades, nada más, por lo menos que yo sinceramente recuerde.


A los pocos días después del año nuevo recibí una notificación por Instagram: ¡era una advertencia de su novio de que la dejase en paz y que no la acosase más!


Recibir este mensaje me heló las venas y sentí una mezcla de miedo y vergüenza muy fuertes y profundos y me quedé pálido.


Inmediatamente pedí disculpas, me sentía como un niño pequeño que ha roto un cristal.


Después de aquella reprimenda el novio me bloqueó y desapareció para siempre, solo intercambiamos cuatro o cinco mensajes, pero sentí que caía sobre mí un peso muy fuerte y que revivía el bullying de mi adolescencia.


Avergonzado me quedé totalmente hundido en mi soledad y en la depresión.


Al día siguente ella me habló, me dijo que no quería que le hablase más, así que la bloqueé de todas mis redes y no le volví a hablar.


“¿Qué ha pasado?” Me pregunté.


“Algo de lo que has hecho le ha hecho sentirse incómoda” Me respondí a mí mismo.


Sin embargo, pocas respuestas más, no sé que le hizo sentirse incómoda, ni idea, habría que preguntárselo a ella, pero ya no podía.


No quería saber más del tema. ¿Qué he hecho mal que no puedo corregir ni con 34 años?


Desde entonces tengo más miedo a las chicas universitarias, tengo más miedo a ir a la facultad y en ese modo agradezco que este año esté cerrada, pero tengo dolor, una sensación de confusión y pánico y falta de autoestima al relacionarme con las universitarias.


Yo no sé qué se les pasaría por la cabeza a ella y a su novio, pero sé que no ayuda en nada.


Si los autistas tenemos miedo a relacionarnos, esto aún genera más situación de miedo e indefensión.


Y nos hace sentir más solos y asustados en la sociedad neurotípica.


Y, sobre todo, la pregunta que me hago es qué hacer: ¿dejar de relacionarme con mujeres?, no creo que sea la solución.


Sé que es duro para una mujer sentirse acosada, pero para un hombre recibir un rechazo así, ¿no es duro también acaso?


Bueno, he contado mi experiencia y me ha sido muy duro y costoso, espero que al lector, sea hombre o mujer, autista o neurotípico, le haya servido para reflexionar y quizá algún día pueda entender qué ocurrió a fin de no volver a repetir el mismo error mayúsculo y no tener problemas con las mujeres y no pasar por situaciones desagradables.


Atte, Ignacio Pantoja


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