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Trastorno del espectro autista en la escuela: un dolor de cabeza




POR GAIL J. RICHARD

Fuente: Asha Wire | 01/09/2008

Fotografía: Pixabay




Un artículo de 2008 que sigue con el mismo problema: la evaluación, el diagnóstico y la intervención suponen un reto para el equipo de evaluación y adaptación curricular.


Un reto para los logopedas en las escuelas es cumplir con sus múltiples responsabilidades de manera adecuada mientras se abordan las necesidades únicas de los estudiantes con trastornos del espectro autista (TEA). Este reto requiere que los logopedas escolares mantengan conocimientos actualizados sobre la investigación y las recomendaciones de la práctica clínica para los estudiantes con TEA.


En febrero de 2007, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades revisaron las cifras de prevalencia del TEA hasta situarlas en uno de cada 150 individuos. El TEA, antes caracterizado como un "trastorno de baja incidencia", es ahora uno de los retos de programación más frecuentes en el entorno educativo.


Hay varias hipótesis sobre el aumento de la incidencia. Uno de los factores que contribuyen a ello es la mayor concienciación sobre el trastorno a través de Internet, la cobertura de los medios de comunicación de casos destacados, la formación profesional y los grupos y servicios de apoyo a los padres. Un segundo factor es la capacidad de diagnosticar todo el espectro de trastornos del autismo disponible desde 1994, cuando se modificaron los criterios de diagnóstico en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-Fourth Edition (Asociación Americana de Psiquiatría, 1994) para incluir el síndrome de Asperger y los individuos de mayor funcionamiento dentro del TEA. Un tercer factor parece ser el aumento real de la incidencia y la gravedad de los trastornos del desarrollo infantil en general.



Detección y evaluación


Los SLP suelen estar en la primera línea de detección e intervención preescolar. Las características inusuales del desarrollo asociadas con el TEA son notadas inmediatamente por los SLP que evalúan los patrones de adquisición del lenguaje y los hitos. Guidelines for Speech-Language Pathologists in Diagnosis, Assessment, and Treatment of Autism Spectrum Disorders Across the Life Span (ASHA, 2006c) enumera múltiples herramientas de evaluación para que los profesionales las utilicen como parte de un equipo multidisciplinario (ver barra lateral en línea para más información sobre los documentos de ASHA).


A medida que el TEA ha ido adquiriendo un mayor perfil a nivel nacional, las etiquetas de los trastornos se están aplicando a edades más tempranas para poder optar a los servicios de intervención. Los padres preocupados por el desarrollo de sus hijos suelen acudir a su pediatra. Sin embargo, un estudio llevado a cabo por Dosreis (2006) descubrió que muy pocos pediatras realizan cribados rutinarios de TEA y la mayoría no están familiarizados con las herramientas de cribado. Los pediatras que informaron de la detección de TEA admitieron que la evaluación fue impulsada por las preocupaciones de los padres y no por sus propios procedimientos de práctica rutinaria. En respuesta a la creciente preocupación, la Academia Americana de Pediatría publicó Caring for Children with Autism Spectrum Disorders: A Resource Toolkit for Clinicians, un conjunto de herramientas de detección del autismo pediátrico para los profesionales de la salud.


Los profesionales deben tener en cuenta la posibilidad de que existan otros trastornos del desarrollo que reflejen muchas de las características del TEA durante los años preescolares. Existe una considerable superposición de características en los perfiles de los diferentes trastornos del desarrollo durante los años preescolares. La atención debe centrarse en la identificación de las áreas del desarrollo que se han visto comprometidas y que deben abordarse en los objetivos del tratamiento.


Es importante tener en cuenta que muchas de las herramientas de evaluación están diseñadas para el TEA. Al elegir una lista de verificación o un instrumento de evaluación del autismo, el profesional puede haber decidido ya que el patrón de comportamiento del desarrollo del niño indica un TEA. Por ejemplo, el uso por parte del clínico de la Escala de Calificación del Autismo Infantil, la Escala de Calificación del Autismo de Gilliam, el Programa de Observación Diagnóstica del Autismo, etc., presuponen el autismo y se utilizan para corroborar su gravedad.


Es necesario tener en cuenta otras herramientas de cribado que abarcan una variedad más amplia de posibles trastornos del desarrollo, como la Evaluación Diferencial del Autismo y otros Trastornos del Desarrollo (DAADD, Richard y Calvert, 2003). La DAADD identifica comportamientos infantiles pertinentes que pueden utilizarse para discriminar entre los trastornos del desarrollo. La mayoría de los trastornos del desarrollo infantil tienen características comunes que se van diferenciando con el tiempo. Con una intervención temprana, algunas de las características deberían resolverse, mientras que las restantes permiten diferenciar mejor un trastorno del desarrollo.


El DAADD incluye la observación de las áreas de desarrollo del lenguaje, pragmática/social, sensorial, motora (gruesa y fina), participación médica/física y comportamiento. Los trastornos que se incluyen para su consideración son los del espectro autista (Asperger, autismo, Rett, trastorno generalizado del desarrollo no especificado), así como la discapacidad de procesamiento/aprendizaje del lenguaje, el retraso mental y otros síndromes médicos. Los resultados ayudan al profesional a realizar una evaluación más específica de los posibles trastornos del desarrollo que se indican en un nivel del 40% o superior. El DAADD también sensibiliza tanto a los padres como a los profesionales sobre el considerable solapamiento entre las características de la discapacidad durante los años preescolares. Por último, el perfil de las características que preocupan en las áreas de desarrollo evaluadas (es decir, el lenguaje, lo social, lo motor, lo sensorial, lo físico y el comportamiento) se convierten en los objetivos del plan de tratamiento posterior.


La Escala de Comportamiento Adaptativo de Vineland es otra herramienta de evaluación estandarizada, de entrevista abierta, diseñada para evaluar los dominios de socialización, comunicación, motor y habilidades de la vida diaria (Sparrow, Balla y Cicchetti, 1984). Es importante que la información de la evaluación abarque todos los aspectos del desarrollo, no sólo el habla y el lenguaje, para desarrollar objetivos de tratamiento integrales.


Los SLP tienen la responsabilidad de ayudar a educar a los padres y a otros profesionales en la discriminación de las características del TEA frente a otros trastornos del desarrollo para llegar a un diagnóstico preciso. Un glosario de vídeos sobre el autismo en Internet ofrece más de 100 videoclips que ayudan a los padres y a los profesionales a reconocer los primeros síntomas del autismo. Amy Wetherby, de la Universidad Estatal de Florida, y Nancy Wiseman, de First Signs, han creado este recurso. (Los usuarios deben registrarse, pero pueden acceder al glosario de forma gratuita).



Diagnóstico e intervención


El éxito del tratamiento depende de un diagnóstico preciso. Las directrices de la ASHA (ASHA, 2006c) establecen que el SLP es un proveedor de atención médica independiente con responsabilidades en la detección, el diagnóstico y la evaluación del autismo. Según los documentos normativos de la ASHA, los SLP que adquieren y mantienen los conocimientos y habilidades necesarios pueden diagnosticar el TEA, normalmente como parte de un equipo de diagnóstico. Los SLP que ejercen en las escuelas públicas necesitan formación en los criterios clínicos del TEA; también deben sentirse cómodos y tener experiencia en el uso y la interpretación de herramientas de evaluación diagnóstica del TEA fiables y válidas.


Los SLP que trabajan con TEA deben ser cautelosos a la hora de presumir déficits específicos basados en una etiqueta diagnóstica. Cada individuo dentro del TEA compartirá características básicas pero también presentará una compilación única de los rasgos. Los profesionales en ejercicio necesitan comprender los aspectos neurológicos junto con los síntomas conductuales para diagnosticar de forma fiable las dificultades y diseñar objetivos de intervención.


Un diagnóstico diferencial especialmente difícil es el del síndrome de Asperger frente al trastorno de aprendizaje no verbal (TNV). Los investigadores han teorizado que el 80% de los individuos con síndrome de Asperger también presentan características de NVLD, lo que sugiere que se trata de trastornos clínicamente superpuestos y relacionados por su localización neurológica. Las fibras que unen el cerebelo, los ganglios basales y los lóbulos prefrontales son responsables del control inhibitorio de las funciones ejecutivas, como los pensamientos, la atención y la acción. Los déficits en esta área dan lugar a una comunicación excesiva entre estas áreas del cerebro, a una inhibición insuficiente y a una tendencia a aislarse del resto del mundo (Casanova, Buxhoeveden, Switala y Roy, 2002).


Diferenciar el TEA del DTNV ilustra la importancia de garantizar que el tratamiento sea coherente con la etiología del TEA, que es de origen bioquímico y neurológico. La paciencia y la rutina son primordiales en todo plan de intervención. El objetivo del tratamiento debe tener un impacto funcional que la persona entienda. Hay que dar tiempo a la persona para que se adapte a los estímulos, no abrumar su sistema sensorial y conservar los datos para orientar las decisiones de tratamiento y el progreso.


Las metodologías comerciales de tratamiento para el TEA se comercializan de forma agresiva para los padres y los sistemas escolares. Un SLP puede ayudar a evaluar objetivamente las variables a las que se dirige un programa para asegurarse de que se ajustan al perfil del individuo (para ver las preguntas que hay que hacer para evaluar los programas, productos y procedimientos, visite el sitio web de la ASHA). El autismo se presenta en un continuo de gravedad y causas. Un solo programa de tratamiento no se dirigirá a todos los individuos con TEA. Si no se evalúa cuidadosamente, un enfoque de intervención puede resultar en una pérdida de tiempo, energía y dinero, o puede causar daño a un individuo con TEA.



Colaboración


El TEA es un trastorno de síndrome, que implica déficits en múltiples áreas del desarrollo. El SLP es un miembro crítico del equipo multidisciplinario y debe trabajar en conjunto con otros profesionales. Los miembros del equipo deben colaborar en los objetivos y garantizar la coherencia en todos los entornos para lograr un impacto funcional, ya que el tratamiento que se realiza de forma aislada no se generalizará a otros entornos.



Investigación


La investigación empírica para justificar enfoques de tratamiento específicos es significativamente limitada debido a las múltiples características conductuales que se engloban bajo el espectro autista. El análisis genético de varios cromosomas, las diferencias de género, los factores ambientales, el equilibrio bioquímico, la comunicación entre varias estructuras neurológicas y las mutaciones del desarrollo son sólo algunos de los aspectos del TEA que se están evaluando.


Mientras se construye la evidencia, el profesional debe mantenerse informado de los estudios de investigación e integrar cuidadosamente los hallazgos en la práctica clínica. La participación en actividades de formación continua es necesaria para mantenerse al día de los avances más recientes en el TEA.



Notas del autor


Gail J. Richard, PhD, CCC-SLP, presidenta del Departamento de Trastornos y Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Este de Illinois, puede ser contactada en gjrichard@eiu.edu.



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