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La relación entre disgrafía y autismo

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POR MAGRID

Fuente: MAGRID | 21/02/2025

Fotografía: Pixabay

 


Comprender el vínculo entre la disgrafía y el autismo

 

La disgrafía y el autismo son dos trastornos del neurodesarrollo distintos, aunque coexisten con frecuencia. La disgrafía es un trastorno que afecta a las habilidades de escritura de una persona, dificultando la formación de palabras escritas debido a problemas de coordinación motora, tono muscular e integración visual motora.

 

Por su parte, el trastorno del espectro autista (TEA) afecta a las interacciones sociales, la comunicación y la capacidad de aprendizaje. Muchos niños con autismo también experimentan problemas de escritura, como mala caligrafía, mala ortografía y dificultad para organizar los pensamientos en una expresión escrita.

 

La conexión entre la disgrafía y el autismo radica en problemas neurológicos comunes que afectan a las funciones motoras y cognitivas. Las dificultades con la motricidad fina y la coordinación mano-ojo hacen que las tareas de escritura sean especialmente difíciles. Además, muchos niños con TEA tienen otros problemas de aprendizaje, como disgrafía disléxica y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

 

Comprender este vínculo puede ayudar a apoyar a los niños mediante intervenciones específicas, como la terapia ocupacional y estrategias de enseñanza especializadas.

 


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¿Qué es la disgrafía?

 

La disgrafía es un problema de aprendizaje que afecta a la capacidad del niño para escribir. Se clasifica como un trastorno del neurodesarrollo que altera el proceso de formación de letras, palabras y frases.

 

Esta afección no se limita a una mala caligrafía, sino que también implica dificultades de coordinación motora, tono muscular e integración visomotora (IMV).

 

 

Existen tres tipos principales de disgrafía

 

Disgrafía motora: causada por la debilidad de la motricidad fina y la falta de destreza, lo que da lugar a una escritura ilegible.

Disgrafía lingüística: afecta a la capacidad de formar una expresión escrita coherente debido a problemas de procesamiento del lenguaje.

Disgrafía espacial: dificultad para espaciar y alinear las letras en una página.

 

La disgrafía suele coexistir con otros trastornos del aprendizaje, como la dislexia y el TDAH, por lo que es importante diagnosticarla correctamente mediante una prueba de desarrollo. Los terapeutas ocupacionales pueden ayudar a mejorar las habilidades motoras y proporcionar estrategias para mejorar las habilidades de escritura.

 

 

El trastorno del espectro autista y sus problemas de aprendizaje

 

El trastorno del espectro autista (TEA) es un complejo trastorno del neurodesarrollo que afecta a la comunicación, las interacciones sociales y el comportamiento. Se presenta en diversos grados y afecta a la forma en que el niño aprende, interactúa y procesa la información.

Muchas personas con TEA tienen dificultades motrices, lo que puede dar lugar a problemas de escritura, como mala caligrafía y dificultades de expresión escrita.

 

Los niños con autismo también pueden tener otros problemas de aprendizaje, como disgrafía, TDAH y dislexia. Estas afecciones pueden contribuir a dificultar la organización de las palabras, la estructuración de las frases y la realización de trabajos escritos.

 

Además, los problemas de integración visual motora y de coordinación mano-ojo complican aún más su capacidad para escribir con eficacia.

 

Dada la elevada prevalencia del TEA y de los trastornos del aprendizaje asociados, es fundamental intervenir pronto. Estrategias como la terapia ocupacional, los ejercicios de escritura estructurados y las herramientas de adaptación, como las empuñaduras de lápiz, pueden mejorar significativamente la capacidad del niño para completar las tareas de escritura de forma más eficaz.

 

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El solapamiento entre disgrafía y autismo

 

La conexión entre la disgrafía y el autismo se deriva de factores neurológicos compartidos. Ambas afecciones implican dificultades en la planificación motora, la coordinación motora y el procesamiento cognitivo, que pueden afectar a la capacidad del niño para completar tareas de escritura.

 

Muchas personas con autismo tienen problemas con los movimientos motores finos, lo que les dificulta sujetar correctamente el lápiz o controlar la presión al escribir, lo que provoca una mala caligrafía.

 

Además, el daño cerebeloso se ha relacionado con ambas afecciones, afectando a la coordinación y la regulación del movimiento. Esto puede dar lugar a dificultades con la integración visual motora VMI, una habilidad crucial para formar letras con precisión. Algunos niños también presentan disgrafía espacial, en la que tienen dificultades con el espaciado y la alineación de las letras debido a déficits en la conciencia espacial.

 

Dado que muchos trastornos, incluidos los de atención, suelen coexistir con el TEA, el diagnóstico de la disgrafía puede resultar difícil. Un examen exhaustivo del desarrollo puede ayudar a los especialistas a determinar si los problemas de escritura de un niño se deben a la disgrafía, al TEA o a otro problema neurológico.

 

 

Habilidades de escritura en niños con autismo

 

Para los niños con autismo, desarrollar habilidades de escritura puede ser una tarea abrumadora. Muchos se enfrentan a dificultades con las habilidades motoras, la coordinación mano-ojo y el tono muscular, todas ellas esenciales para una escritura fluida y legible.

 

El resultado suele ser una ortografía deficiente, una formación irregular de las letras y dificultades para mantener un espaciado adecuado entre las palabras.

 

Uno de los principales problemas es la expresión escrita, ya que muchos niños con TEA tienen dificultades para plasmar sus ideas en palabras estructuradas. Algunos también pueden tener disgrafía lingüística, que afecta a su capacidad para recordar patrones ortográficos y reglas gramaticales, lo que da lugar a un rendimiento incoherente en la escritura.

 

Dado que los estudiantes de secundaria y los niños más pequeños con TEA suelen tener dificultades con la ortografía y la estructura de las frases, es necesario ofrecerles una enseñanza especializada y adaptaciones.

 

La tecnología de apoyo, como el software de conversión de voz a texto, y las ayudas físicas, como los agarres para lápices o una pelota antiestrés para mejorar la destreza, pueden ayudarles a desarrollar habilidades de escritura más sólidas con el tiempo.

 

 

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Diagnóstico de la disgrafía en el autismo

 

Para diagnosticar correctamente la disgrafía en niños con TEA, los especialistas realizan una serie de evaluaciones centradas en la motricidad fina, la coordinación motora y el procesamiento cognitivo. Dado que tanto la disgrafía como el autismo suelen presentar síntomas superpuestos, los profesionales deben diferenciar entre las dificultades de escritura relacionadas con la motricidad y las derivadas de deficiencias cognitivas.

 

Un terapeuta ocupacional desempeña un papel clave en el proceso de diagnóstico, evaluando cómo el sistema nervioso del niño controla los movimientos de escritura. Una prueba completa de desarrollo evalúa la integración visual motora, el tono muscular y la velocidad de escritura para determinar la gravedad de la afección.

 

Además, algunos niños pueden presentar disgrafía motora, en la que los problemas de escritura se deben a la debilidad de la fuerza de la mano y a un control deficiente de los dedos. Otros pueden presentar disgrafía espacial, que afecta a su capacidad para organizar correctamente las palabras escritas.

 

Dado que muchos niños con TEA también presentan otros problemas de aprendizaje, el diagnóstico precoz es esencial para crear planes de intervención eficaces adaptados a sus necesidades.

 

 

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El papel de la motricidad fina en la escritura

 

El desarrollo de la motricidad fina es esencial para mejorar la escritura de los niños con TEA. Una coordinación motora débil y un tono muscular bajo suelen traducirse en una mala caligrafía y dificultades con la formación de las letras. Muchos niños con disgrafía motora tienen dificultades para sujetar bien el lápiz, lo que afecta a su capacidad para escribir con eficacia.

 

Actividades como el uso de una pelota antiestrés, la práctica del agarre del lápiz y los ejercicios de coordinación mano-ojo pueden ayudar. Reforzar el control de la motricidad fina mediante intervenciones específicas permite a los niños completar las tareas de escritura con mayor facilidad y confianza.

 

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Apoyo a las tareas de escritura para niños con autismo

 

Completar las tareas de escritura es difícil para los niños con autismo debido a los retos en la expresión escrita y las habilidades ortográficas. Muchos tienen problemas de ortografía y les cuesta estructurar las frases, lo que hace que las tareas académicas les resulten complicadas.

 

El uso de tecnología de apoyo, como el software de conversión de voz a texto, puede ayudar a los estudiantes de secundaria y a los niños más pequeños a superar estas barreras. Los profesores y los padres también pueden proporcionar plantillas estructuradas y más tiempo para realizar las tareas.

 

Al abordar estos retos de escritura mediante adaptaciones, los niños con TEA pueden desarrollar habilidades de escritura más sólidas y una mayor confianza en sus capacidades.

 

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Terapia ocupacional y otras intervenciones

 

La terapia ocupacional desempeña un papel fundamental a la hora de ayudar a los niños con disgrafía y autismo a desarrollar habilidades motrices para la escritura. Un terapeuta ocupacional se centra en el tono muscular, la coordinación mano-ojo y la motricidad fina para mejorar las habilidades de escritura.

 

También pueden ayudar otras terapias, como la logopedia para la disgrafía lingüística y la fisioterapia para la disgrafía motora. Herramientas como las empuñaduras de lápiz y las pizarras inclinadas favorecen la expresión escrita.

 

Dado que muchos trastornos se solapan con el TEA, un enfoque multidisciplinar garantiza que los niños reciban un apoyo integral adaptado a sus necesidades.

 

 

Conclusión

 

Ayudar a los niños a prosperar a pesar de los retos de la escritura

 

Abordar los retos de la escritura en los niños con TEA requiere una intervención temprana. La debilidad de la motricidad fina, la mala caligrafía y la dificultad en la formación de las letras pueden afectar al rendimiento académico.

 

El uso de la terapia ocupacional, la tecnología de apoyo y las herramientas de adaptación, como las empuñaduras de los lápices, pueden reforzar la capacidad del niño para escribir con eficacia. Dado que la disgrafía y el autismo coexisten a menudo con otras dificultades de aprendizaje, es esencial un sistema de apoyo integral.

 

Con paciencia y las estrategias adecuadas, los niños con autismo pueden desarrollar habilidades de escritura sólidas, lo que les ayudará a tener éxito en la escuela y más allá.

 

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Artículo original en inglés:

 

 

 


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