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Sonrisas




POR GABRIEL MARIA PÉREZ

Fuente: Univers Àgatha | 12/12/2021

Fotografía: Pixabay



Han pasado ya unos meses tras la última gran crisis de mi hija Àgatha, con autismo severo y ahora mismo nos está sorprendiendo a todos por la calma absoluta con la que nos está obsequiando.


Pasar de noches tras noches y días tras días con grandes nervios y sin prácticamente dormir, a todo lo contrario, es como escalar un Everest para bajarlo en picado.


Fin de patadas al suelo, fin de gritos y más gritos, fin de más movimientos estereotipados, fin de ojos abiertos en extremo u oscuros de angustia o de dolor, fin de golpes a las puertas, a los objetos de casa, fin de muecas nerviosas, etc.


Y algo muy preciado por todo el mundo: el regreso del sueño y grandes cabezadas y noches enteras durmiendo.


¡Ah! Ahora está divina, es un gran gozo.


Pero ha perdido la sonrisa y eso se echa mucho de menos.


Si ya de por sí, la sonrisa de nuestros congéneres, amigos, compañeros de trabajo, nos puede alegrar o ayudar en nuestro camino del día a día, la sonrisa de Àgatha es como un cielo abierto pleno de luz clara.


Una persona con un trastorno que no habla y que no entiende lo que es el frío, el calor o que tampoco entiende que simplemente cogiendo un vaso lleno de agua, acercándoselo a los labios y haciendo unos tragos quita la sed, con su sonrisa transmite millones de sensaciones, millones de alegrías y muchas de las tinieblas pasan a desvanecerse.


Así como podemos necesitar de tu sonrisa, de la de tu pareja, de la de tus hijos sin ningún tipo de trastorno, de las personas con quienes nos relacionamos, donde vamos a comprar, a trabajar, etc, imaginaros no obtener ese mensaje lustroso de una buena sonrisa día a día de alguno de tus hijos, sin ningún tipo de trastorno, lo cual nos desencanta y preocupa o con una neurodiversidad como la del trastorno del autismo, que es como una canalización positiva de sus emociones.


Pues no obtener esa sonrisa de alguien con una extrema inocencia y ternura, con esas dificultades de comunicación inherente a esta condición de autismo es triste, pese a que con el paso de los días puedas acabar acostumbrándote, nunca acabas de asimilarlo y continúas buscándola interactuando con ella para conseguirla.


Los individuos con autismo tienen alteraciones sensibles relacionadas con la percepción de la realidad, entendiendo esta realidad, por ejemplo, con la no comprensión de estados en situaciones comunes en las personas neurotípicas.


Es por ese motivo que su interpretación de según qué estímulos difiere en gran manera e incluso entorpecen en sus sensaciones sobre la realidad, lo que les provocan estados no controlables.


En algunos casos pueden provocar alteraciones nerviosas importantes, estados de ansiedad muy altos y a veces, incluso epilepsias o estados de estrés que pueden desembocar en autolesiones.


Otros individuos, en cambio, pueden aparentar una fascinación absoluta a estímulos concretos, ahora que estamos adentrándonos en la vorágine navideña, por ejemplo, con las luces intermitentes de los árboles o adornos de estas fiestas.


En el caso de las sonrisas y siempre basándome en las percepciones que recibo de mi hija, yo la he visto sonreír cuando ha reconocido a familiares, cuando le hablo susurrando a la oreja y algunas veces, incluso con la música.


Otras veces con cosquillas, pero tiene un aguante increíble y lo dejas estar porque llegas a pensar que, pese a no reaccionar con algún mal gesto, muy probablemente la esté incomodando.


Pero también la he visto sonreír ante lo desconocido, como por ejemplo, el dolor. Más que desconocido, diría no comprendido.


Pillarse los dedos con alguna puerta, quemarse la lengua al darle una comida demasiado caliente, salpicarle aceite directamente de algún guiso, darse algún golpe, etc.


Sí, estos seres tan especiales tienen un conjunto de percepciones muy diversificadas y las interpretan e interiorizan de modo tan diverso que nos contrarían muchísimas veces.


Ahora, Àgatha hace demasiado tiempo que no echa ni una sola sonrisa, a pesar de que está muy calmada y muy cercana a sus padres y hermanos.


En cuanto aparezca esa gran y brillante sonrisa, seguro que nos dará un subidón de energía positiva.


Aprovecho para desear


¡¡MUY FELICES FIESTAS!!



Gabriel Maria Pérez


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